por Melchor Padilla
En 1875 se inauguró, en el lugar que había ocupado el antiguo Hospicio de San Carlos, el cuartel del mismo nombre. Situado en la zona de El Cabo, fue junto al de Almeyda, que está en el otro extremo de la ciudad, uno de los acuartelamientos más importantes de la isla. Fue construido a partir de 1850 por el maestro de obras Domingo Sicilia, siguiendo los planos del ingeniero militar Amat y Tortosa.
Es un edificio de marcado carácter neoclásico que consta de dos plantas al centro y una sola en los extremos. El módulo central se halla coronado por un frontón en el que figura su nombre y la fecha de inauguración, difícilmente reconocibles por el efecto de la maresía. Todos los vanos son rectangulares verticales de dinteles rectos. Han desaparecido las dos naves laterales y algunos pabellones aislados, que conformaban la plaza o patio central. Ésta se ha convertido en un espacio libre de uso público, en el que trece laureles de indias crean un remanso de sombra vegetal en la zona del El Cabo.
En este lugar tuvo su sede hasta la década de los setenta un regimiento de infantería con distintas denominaciones, la última la de Tenerife nº 49. En un artículo publicado por La Ilustración Española y Americana en 1886 se hace una descripción del cuartel, que por entonces alojaba al Batallón de Cazadores de Tenerife nº 21 y a la denominada Guardia Provincial, de funciones similares a la Guardia Civil cuando ésta no había sido desplegada todavía en las islas. Cita la publicación la existencia de "locales de academias, dormitorios, almacén, salas de banderas, de esgrima y de reconocimiento, así como el limpio comedor y la bien montada cocina". En una fotografía tomada unas décadas más tarde, en 1893, podemos ver a los soldados en formación en el hoy desaparecido patio de armas del recinto militar.
Este es un resumen de su historia reciente:
- Cambio de manos y concurso. A finales de los años setenta del pasado siglo, el cuartel fue cedido por el Ministerio de Defensa al Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, que a su vez lo cedió al Gobierno de Canarias en el año 2000 mediante una permuta con el Edificio Fides, que pasaría a ser propiedad municipal. En agosto de ese mismo año, la Dirección General de Patrimonio y Contratación sacó a concurso público la contratación de la redacción y posterior dirección del proyecto de rehabilitación del edificio.
- AMP asume la rehabilitación. Tras algunas vicisitudes, el proyecto y dirección de obra se encargan al estudio tinerfeño AMP, de los arquitectos Felipe Artengo, José María Rodríguez Pastrana y Fernando Martín Menis, responsable, entre otras obras, del cercano edificio de Presidencia del Gobierno de Canarias. El proyecto contempla, por una parte, mantener las pautas y proporciones originales del inmueble, conservando las dos fachadas, anterior y posterior, y creando unas instalaciones modernas y adecuadas a las funciones a las que, al parecer, se destinará el edificio: ser sede de la Dirección General de Servicos Jurídicos y de la Viceconsejería de Relaciones Institucionales. Las nuevas alas se cubrirán de una piel de vidrio grafiado que sólo permite la visión desde el interior. El proyecto preveía, asimismo, la construcción de un túnel que comunicara el inmueble con la sede de Presidencia.
- Un comienzo confuso. El proyecto se elaboró en 2003 y comenzaron las obras, que se adjudicaron a la empresa Dragados con un presupuesto de casi tres millones de euros. A partir de ese momento todo es confusión. Los trabajos se paralizaron hasta 2005 y, cuando continuaron, del total presupuestado se gastaron más de 2,4 millones de euros en trabajos de cimentación del edificio, que no habían sido contemplados en el proyecto inicial. Según los responsables de AMP, el edificio se levantaba sobre callao de playa y las vibraciones ocasionadas por el tranvía, que pasa pegado a la fachada principal, aconsejaron reforzar la cimentación.
- Tres directores generales. El Ejecutivo autónomico tenía conocimiento de estas reformas necesarias, pues el entonces director general de Patrimonio, Alfonso Fernández, visitó varias veces la obra y pudo observar el proceso de refuerzo que se estaba llevando a cabo. Incluso este mismo alto cargo afirmó en 2007 que saldría a concurso en breve la última fase de la rehabilitación por algo más de un millón de euros. El siguiente director general, Paulino Montesdeoca, hizo una ampliación de 800.000 euros para asumir un modificado del proyecto, destinado a mejorar la cimentación. Por último, el nuevo jefe de Patrimonio y Contratación del Gobierno de Canarias, Antonio Vera, decidió resolver de forma unilateral el contrato con la dirección técnica y la constructora que tenían encargada la obra desde el año 2003, ya que las modificaciones no habían sido aprobadas por la Dirección General de Patrimonio y Contrataciones.
NOTA:
Este artículo fue escrito hace ahora casi tres años. En este tiempo poco ha cambiado; un nuevo director general de Patrimonio y una nueva derrama de dinero (1,35 millones de €) ha sido presupuestada para finalizar las obras que, no obstante un año más tarde siguen paralizadas. Estamos ante otro ejemplo más de la inoperancia absoluta de nuestras autoridades. Han pasado ya trece años desde que se puso en marcha el proceso y por ello nos preguntamos: ¿hasta cuándo tendremos que esperar para ver el antiguo Cuartel de San Carlos restaurado?
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