por Carlos García
El archipiélago canario es una de las regiones españolas donde más influencias externas y foráneas han arribado a lo largo de su historia, conformándola y caracterizándola en sus costumbres y modos de ser, dándole una singularidad propia y una identidad cultural específica.
La música y el
baile canario tiene sus antecedentes, de manera fundamental, en la península
ibérica, aunque es cierto que se conservan y persisten sustratos básicos y folclorizados
que mantienen lo más genuinamente autóctono, incluso posiblemente algo de lo
aborigen, a pesar de estar rodeados e impregnados de elementos contaminantes
que lo falsean y lo vician, pero que, al mismo tiempo, le dan sus caracteres
específicos y singulares que lo definen y diferencian.
Con la llegada
de los conquistadores en el siglo XV arriban también los viejos romances de
procedencia peninsular, que aquí se han conservado con una gran pureza e,
incluso, con versiones más antiguas de las que perduran en sus tierras de
origen, siendo mucho más razonable, como indica María Rosa Alonso, buscar
antecedentes arcaizantes del continente español que problemáticos orígenes
prehistóricos, sin que obviemos vestigios aborígenes o restos de sedimentos muy
adulterados que se mantienen para enriquecer nuestro folklore.
Las danzas que
los conquistadores, soldados y colonizadores trajeron de forma anónima a
nuestra tierra, se asentaron y tomaron carta de naturaleza propia; danzas que
se interpretaron en las fiestas, en las celebraciones religiosas, en los juegos
infantiles, acostumbrados a practicarlas en su lugar de origen y que aquí
mantuvieron como recuerdo de sus tierras. Y esta arribada se fue realizando de
manera escalonada, por oleadas a lo largo de los años de asentamiento, no de
manera inmediata.
Pero además,
existió una influencia derivada directamente de los primeros habitantes de
Canarias, persistiendo en las islas e incluso exportándose hacia el continente,
llegando a constituirse como una de las influencias culturales más importantes
del periodo neolítico aborigen al resto de la cultura europea conocida. Me
estoy refiriendo, a “EL CANARIO”, que
como baile fue llevado por los esclavos guanches que se vendieron cautivos en
las cortes en el siglo XVI, y que introdujeron esta forma de bailar tan
peculiar en los salones de los palacios que lo adoptaron como parte de su
cultura musical. Fue una danza de requerimiento y rechazo de parejas en fila
que tenía gran donaire y gracia al ejecutarse, llegándose a decir que, junto
con los pájaros canarios, esta danza divulgó y expandió el nombre de nuestras
islas por todo el orbe, y que, gracias a los escritos del religioso
Thoinot-Arbeau, de 1.588, podemos conocer los pasos y ritmos de este baile que
fue definido de gran dificultad ya que precisaba de saltos sobre un solo pie,
de aproximación y retroceso con caídas, patadas
y arrastres de los pies que lo hacían muy exótico y original.
Conocemos
por las crónicas históricas que los
aborígenes canarios practicaron danzas que se han definido como
cívico-religiosas, caso de Bethencourt Alfonso, y que practicaban en las
solemnidades, como en el Beñesmer y otros acontecimientos religiosos; o en las
danzas pírricas o bélicas en las que se enfrentaban chocando sus armas con gran
agilidad en los golpes y en elegantes posturas, puede que como antecedentes de
éste otro baile referido y que evolucionó posteriormente. El padre Alonso de
Espinosa nos cuenta que los guanches bailaban aquel son que se llama canario
con mucha ligereza y mudanza. Abreu Galindo escribe que su baile era menudito y
agudo o que bailaban en rueda y en folía, con grandes saltos. Y Sedeño dice que
celebraban bailes con varas pintadas con sangre de drago que usaban con
ademanes y mudanzas. Martín y Cubas informa de que hacían bailes con zapateados
y cabriolas. Chil y Naranjo nos referencia a los habitantes de Fuerteventura y
Lanzarote como hombres que cantaban y bailaban en sus diversiones. Tenemos, por
tanto, una buena descripción de los bailes y danzas aborígenes como referencias
históricas que nos sirven para ilustrar y conocer mejor la evolución y
pervivencias posteriores concluyendo todos los autores en que eran bailes
agitados y violentos, dislocados, acrobáticos y con grandes saltos y
contorsiones.
Derivado
directamente de “el canario”, se mantiene vigente otro baile, ésta vez
específico de la isla de La Palma y que lleva el nombre de “SIRINOQUE”, baile muy antiguo y más acortesanado que el anterior,
de parejas enfrentadas que se acercan y alejan con pasos cortos, marcando el
ritmo con los zapatos y ejecutado al compás de un tambor y una flauta de pico,
al que se le añadió, más modernamente, un juego de “relaciones” cantadas y
dialogadas, de piques y coplas amorosas a manera de enamoramiento entre hombres
y mujeres.
Otra
danza que persiste en la actualidad y que tiene una antigüedad conocida desde
el siglo XVII, con viejos antecedentes que permiten relacionarlos con probables
vestigios de los propios aborígenes, es el
“TANGO HERREÑO”, emparentado con el baile de los tres, éste de origen
peninsular, danza amorosa o de cortejo de tres parejas enfrentadas que, a nivel
masculino elaboran saltos y vueltas enérgicas, en un alarde gimnástico,
mientras que las damas realizan suaves y finas contorsiones, en un baile de
cortejo y galanteo y que se acompaña con chácaras y al compás de un tambor y
una flauta travesera con la constante y repetitiva entonación del estribillo
“nai tiri nai” que recuerda y alude a la flauta morisca. Existen variantes en
la isla de Tenerife, principalmente en la zona de Icod, y la Gomera. Su nombre parece
más relacionado con un vocablo africano que con la voz argentina popularizada
entre nosotros.
La siguiente
danza arcaica es el “BAILE DEL TAMBOR”,
de la isla de La Gomera ,
con filas de parejas enfrentadas que, con una mano más levantada que la otra,
danzan moviendo los pies de derecha a izquierda, con golpes de punta y tacón
con mudanzas y pasos que los bailarines van ejecutando, mientras son
acompañados por el tambor gomero y las grandes chácaras que dan el ritmo al
“romanciador” y “respondeores” que entonan el estribillo o pie de romance. Según
Lothar Siemens es baile emparentado con una danza barroca europea llamada “le
tambourin”. Uno de los bailarines, mientras toca las chácaras, saca a bailar a
una mujer y el resto hace igual observando las mudanzas que ejecuta la mujer
esperando relevar al primero el baile.
El otro baile
es el”TAJARASTE”, nombre que define el pandero que sirve para acompañar al baile,
y que es vocablo bereber. Se acompaña musicalmente con un tambor y chácaras;
los bailarines forman en rueda, aunque antes se hacía en filas enfrentadas, y
realizan saltos adelante y atrás acercándose al centro de la rueda, en
disposición de acercamiento y rechazo siendo
la coreografía mucho más antigua que el ritmo musical del
tambor que lo define, por lo que ha sido referenciado como de orígenes
prehispánicos. Es baile que se realiza en la Gomera y en Tenerife puesto que en Gran Canaria
ha desparecido recordándose solo por algunos en el norte de la isla. En
Tenerife lo encontramos relacionado con otros bailes como el tanganillo, el
tango de la Florida ,
baile de la Virgen
y el baile del tambor gomero y se ha emparentado con los bailes de cintas o de
varas. En la comarca de Icod se encuentra definido en una modalidad que se
conoce por el tajaraste del Amparo en el que se utiliza, de manera única y
novedosa, un acordeón en su música. Puede que el sentido del baile, lo mismo
que el del canto, tenga un carácter festivo-religioso, especialmente hacia la
figura humana de la Virgen ,
la chaxiraxi aborigen, con reminiscencias de los ritos celebrados en la época
del beñesmer en el mes de agosto.
Por último,
como baile antiguo que pervive en la actualidad de los referidos antes, está el
“BAILE DEL VIVO” originario de la
isla de El Hierro, única danza pantomímica que se conoce y mantiene en
Canarias, consistiendo en un baile de una pareja en la que la mujer dirige e
invita al hombre a realizar los gestos y ademanes mímicos que ejecuta,
simulando peinarse, lavarse, maquillarse, colocarse el vestido, etc. en el intento
de, en un momento de distracción, quitarle de un manotazo el sombrero que el
hombre lleva. Se baila en ritmo de tajaraste ejecutado por una sola persona,
siempre mujer, que lo canta al mismo tiempo. A decir de Siemens, es danza
conocida y ejecutada por los sefarditas de Tetúan, aunque Elfidio Alonso
aventura la hipótesis de tener influencias orientales por semejanzas a una
danza japonesa. Sea como fuere también ha emigrado hacia América donde se
practica un baile del sombrero, o cachucha, en el altiplano andino.
Otra
danza de antigua tradición en las islas se emparenta con los bailes rituales
que frecuentaban los campesinos y en los medios rurales que tienen relación con
ciertas prácticas brujeriles y ocultas, que conocemos se practicaban por los
datos obtenidos en los casos perseguidos por la inquisición. Sabido es que
estas costumbres fueron introducidas al archipiélago por los esclavos negros y
berberiscos africanos que se usaron como mano de obra en los ingenios de la
caña de azúcar. Eran bailes y danzas con alto contenido erótico que servían
para la interrelación de sexos y se ejecutaba en lugares apartados, de noche y,
fundamentalmente en época de pascua, estando referenciado en Tenerife, Gran
Canaria, La Palma y en Fuerteventura. Se denomina el “BAILE DEL GORGOJO” y se caracteriza por bailarse de cuclillas, con
los ejecutantes desnudos y dando saltos.
Un
baile, también con contenido sexual, es el que se practicó en el sur de la isla
de Gran Canaria, localizado en el barranco de Guayadeque, denominado como “EL BAILE DEL PÁMPANO ROTO”, que Siemens
define como danza fálica, ejecutado en filas enfrentadas de hombres y mujeres,
en una clara manifestación de requerimiento y rechazo, en el que se intentaba
atravesar una hoja de ñamera que la mujer llevaba amarrada a la cintura, acción
que, si se lograba, constituía un compromiso de matrimonio.
Dentro
de los bailes y canciones que guardan con mayor pureza lo más antiguo y
autóctono, y que anidó en las islas antes del siglo XVIII, encontramos los
dedicados a los cantos y danzas de trabajo, cada uno representando a un gremio
laboral diferente ya fueran labradores, pastores, artesanos, etc. Estas danzas
aparecen en las labores a realizar y sirven para disminuir la fatiga y
cansancio en el trabajo intentando distraer a quién las ejecuta.
Aunque
no se conoce exactamente su procedencia y no estar relacionado con los cantos y
danzas gremiales, se ha conservado en la isla de La Palma una bella danza
agrícola que se conoce como “DANZA DEL
TRIGO” y que consiste, de manera didáctica, en describir el proceso de la
siembra, recolección y producción del trigo que reproducen con gestos los
bailarines acompañados por un tambor, flauta y castañuelas. Parece muy
relacionada con bailes de juegos infantiles y tiene una clara influencia
española, habiéndose encontrado por Siemens danzas parecidas en Extremadura y
en la zona gallega, manteniendo algo similar las tradiciones sefarditas de
Tetuán.
En
Lanzarote, y para no dejarla de mencionar luego, tenemos que referir otra danza
agrícola, de aparición moderna, que lleva el nombre de “BAILE DE LA SARANDA” nombrando el utensilio de labranza que sirve
para cernir el trigo, en donde se realizan gestos de recoger el cereal de
trigo, de aventarlo y de distintos movimientos que recuerdan las faenas
campesinas, ejecutado con grandes y vistosos saltos que sueltan y cambian la
saranda de unos a otros.
Otra
danza y canto es el”SORONDONGO”, que deriva de los restos del zorongo andaluz, juego
infantil del siglo XVI que se extendió por Canarias y también relacionados con
las jeringonzas españolas. Es baile de parejas sueltas que evolucionan dando
saltos de manera vistosa. La variante de Lanzarote es de invención de José
María Gil. Y en la isla de El Hierro arraigó con la denominación de”BAILE DE EL FLAIRE”, baile de una sola
pareja que va mudándose entre hombres y mujeres que eligen selectivamente con
quién bailar y que parece procedente de un tema infantil que tiene versos de la
otra canción conocida como La Violeta, como bien advierte María Rosa Alonso.
Existen
otros bailes arcaicos y de clara procedencia peninsular que hacen pervivir,
aunque adulterado, el baile de Claros, viejo romance del siglo XVI, entre el
que está el”BAILE DEL CONDE DE CABRA”,
de la isla del Hierro, del que no se ha podido rescatar su danza, que se hacía
en forma de corro y del que conocemos las letras del romance que canta una
tamborilera que marca el ritmo y que responden el estribillo los propios
danzantes.
Como
figura antigua y muy valiosa en el folklore musical canario está el “SANTO DOMINGO”, de aportación
castellana del siglo XVII, con alusión a los milagros y vida de Santo Domingo
de la Calzada que, con posterioridad, se mezcló con danzas y músicas
diferentes, enlazándolas con el tanganillo y el tajaraste. Es de compás
ternario y se practica como baile suelto en grupos de cuatro en Gran Canaria;
en La Gomera se realiza con chácaras y tambores a modo de tajaraste; en El
Hierro no se canta y sirve como acompañamiento danzado por los bailarines en la
fiesta de la Bajada de la Virgen; en Tenerife se baila junto con los mencionados
tanganillos y tajarastes; en La Palma no se baila y solo se canta a modo de
estribillos romanceros.
Otro
viejo baile, del que nadie ya se acuerda y que se mantuvo hasta comienzos del
siglo XX en las localidades del norte de Tenerife como Masca, Erjos y Arguayo,
es el que llamaron “BAILE DE BÚSQUESE LA
VIDA”que se practicaba a modo de diversión y de entretenimiento, “de risa”,
como baile de parejas de requerimiento y rechazo en el que el hombre, con
pasitos cortos, brazos abiertos y encorvado, se acerca a la mujer, cantándole
versos picantes y desvergonzados, que retrocede mientras intenta pararlo,
tocándole luego a la inversa a ella con respecto al hombre; su música se
asemejaba a un tajaraste aunque parecido a un tanganillo, a decir de quienes lo
bailaron, ejecutado por un grupo de cuerdas.
Para
entrar de lleno en las oleadas folklóricas que llegan en el siglo XVIII a
Canarias procedentes de la península, tenemos que conocer que tras, su llegada,
toman un sello personal, arraigándose los temas musicales y las danzas más
practicadas de nuestra música popular, o por lo menos, las que conforman lo más
conocido de aquella.
Así
comenzaremos por la “FOLÍA”,
posiblemente la expresión más culta y perfecta de las que existen en el
archipiélago, emparentada con la folía española y de ascendencia galaico
portuguesa, que se introdujo aquí desde las esferas cortesanas y cultas al
estrato popular. Es una danza cortesana, señorial y ceremoniosa, que se bailan
en grupo de parejas, que se acercan y alejan, y que conservan el cambio de
parejas, ya que la mujer evoluciona con cada uno de los danzantes hasta
retornar de nuevo a su primer acompañante. Se suele llevar el compás con el
chasqueo de los dedos de los danzantes y, se baila, preferentemente, por tres
grupos de dos parejas. Cada isla mantiene un estilo peculiar y propio de folías.
Seguimos
con el grupo de las”SEGUIDILLAS”,
originarias de La Mancha, que adquieren en las islas un estilo peculiar y
diferenciado en cada una de ellas, conservándose, incluso, las propias
manchegas en la de Tenerife. Es danza colectiva de pareja suelta y de
coreografía semejante a la de las folías, presentando tres grandes diferencias
entre las de Lanzarote con giros vistosos y llamativos, más alegres y movidas
las de Tenerife que se incorporan a las folías y saltonas, y mucho más vivas
las de Gran Canaria que se denominan “corridas”.
Una
modalidad derivada de las seguidillas y solo exclusiva de Tenerife, es la”SALTONA”, nombre que deriva de los
saltos que dan los bailadores, definida como danza de movimiento vivo. Existen
antecedentes de autores que las enmarcan, de modo erróneo, con los bailes
aborígenes. Es una variante de la danza del tajaraste y se ejecuta en compás
ternario, como danza de parejas intercambiadas que giran y saltan al compás de
la música dando esos graciosos saltos que las caracterizan.
El
“TANGANILLO” tinerfeño es otra
modalidad derivada de las seguidillas que se danza colectivamente en rueda, con
parejas que se van cambiando a medida que giran en círculo, de métrica ternaria
y que debe su nombre a una transformación del vocablo “tanguillo” y que se ha
intentado relacionar, equivocadamente, con el baile de El Canario y con el
tajaraste, por su encuadre con los géneros que llamó, de “tempo canario” Amaro
Lefranc. Al ser baile de corta duración se baila antes del tajaraste y a continuación del Santo Domingo.
También
relacionada con las seguidillas se practica en la navidad, en tierras de Guía
de Gran Canaria, un baile homenaje al niño Dios que aparece recostado en una
cuna y en torno a la cual danzan los bailadores, hombres y mujeres cada uno en
una dirección. Se conoce como el”BAILE DE
LA CUNITA”.
Continuando con el
grupo de géneros musicales y danzas llegadas en el siglo XVIII encontramos a las “MALAGUEÑAS”
de clara ascendencia andaluza y directamente derivadas del fandango. Su baile
es de los más bellos y finos que se practican, a decir de García Matos, y tiene
un cierto parecido musical y estructuralmente con las folías, especialmente en
sus precantos. Su baile ha evolucionado encontrándose en la actualidad muy
diferente a su origen andaluz, siendo hoy en día una combinación de movimientos
que incluyeron bailadores tan señalados como Fermín Morín que aportó la forma
de bailar con dos mujeres, seis y hasta diez a la vez, ejecutando giros y
manejando de forma dominadora la coreografía mientras se produce el canto del
solista, siendo bailado en parejas cuando se entonan los estribillos.
Y
por fin acabamos con las “ISAS”o
jotas, como también se las conoce, ya que provienen del tronco general de las
jotas peninsulares de las tantas y variadas que existen a lo largo y ancho de
la geografía ibérica. Su voz, “isa”, parece derivar del bable asturiano aunque
otros la hacen proceder de un vocablo sefardí. Es uno de los bailes más
populares de nuestras gentes y está presente en las fiestas y romerías con su
coreografía vistosa y espectacular. Comenzó siendo un baile suelto realizado
por parejas y acompañado por castañuelas y ha terminado con la incorporación de
cadenas y figuras que bien pueden tener influencias con los bailes
centroeuropeos que recuerdan a la contradanza, que nada tiene que ver con las
jotas aragonesas o navarras de baile individualizado. En su coreografía aparece el baile en rueda
con multitud de variantes, giros, adornos y figuras, siendo posiblemente
influenciado por la incorporación del baile argentino El Pericón. Existe en la
isla de Lanzarote una isa que se baila con “palos” que es de creación moderna.
En resumen es el baile alegre y festivo por excelencia que se ejecuta en corro
con figuras y trenzados vivos y vistosos que a todos divierte.
CONTINÚA...
CONTINÚA...
mucho texto
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