jueves, 4 de octubre de 2012

Mercedes Pinto, un espíritu luchador

por Melchor Padilla

El año 2009 la celebración del Día de las Letras Canarias rindió homenaje en todas las islas a la figura de una mujer que, como ocurre con tantos otros personajes importantes de nuestra tierra, es una total desconocida para la mayor parte de los canarios. No es otra que la tinerfeña Mercedes Pinto, nacida en La Laguna en 1883 y fallecida en México en 1976.

Dentro de los actos de esta conmemoración queremos destaca el celebrado el 17 de abril en el Centro de Educación a Distancia de Santa Cruz de Tenerife, centro que lleva desde diciembre de 2008 el nombre de la escritora. El acto consistió en el descubrimiento de una placa conmemorativa, el pase del documental Mercedes Pinto, la poetisa canaria del realizador David Baute y una posterior mesa redonda en la que intervinieron, aparte del director del corto, el periodista y guionista Daniel Millet y la catedrática de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Alicia Llarena, autora del libro Yo soy la novela, un estudio en profundidad de la biografía y la obra de Mercedes Pinto.

Pero, ¿quién fue esta mujer para hacerse merecedora de todos estos homenajes? Mercedes Pinto, desconocida casi absolutamente en España es, sin embargo, enormemente valorada en los países americanos en los que desarrolló su labor de conferenciante, poetisa y novelista. En Uruguay, Cuba, México y Chile es recordada todavía por su enorme labor cultural. Hija del intelectual tinerfeño Francisco Pinto de la Rosa, destacó desde su infancia por su creatividad literaria, lo que la llevó a ser conocida en las islas como La poetisa canaria. En 1909 contrajo matrimonio con Juan de Foronda, lo que producirá un cambio radical en su vida. Aquejado de paranoia celotípica somete a su esposa a un sinnúmero de vejaciones hasta que en 1919 fue ingresado en un centro de salud de Madrid. Las relaciones con su marido marcarán de forma significativa sus planteamientos vitales, que reflejará en su obra literaria posterior.

En 1923 se produjo un hecho que la obligará a exiliarse de España. Fue invitada a impartir una conferencia en la Universidad Central de Madrid, donde desarrolló su célebre disertación El divorcio como medida higiénica. Corrían los tiempos de la dictadura del general Primo de Rivera y la reacción de éste no se hizo esperar: la convocó a su despacho y la obligó a retractarse. Al negarse Mercedes a hacerlo, el dictador la desterró a la que era entonces la colonia española de Guinea Ecuatorial. Antes de cumplir la orden de destierro, logró escapar a Uruguay junto con su abogado y segundo marido Rubén Rojo.


A partir de ese momento desplegará una intensísima labor cultural que la llevará a dar conferencias en muchos lugares del continente americano. En Uruguay creó, además, la Casa del Estudiante para la promoción de la cultura de las clases populares. Allí tuvo como invitados a escritores de la talla de Rabindranat Tagore, Luigi Pirandello o Alfonsina Storni. En su estancia en Chile conoció al gran poeta Pablo Neruda, que le dedicó un poema que hoy figura en su epitafio de Ciudad de México. En estos versos, la describe perfectamente en cuatro palabras: "Enérgicamente sola, urgentemente viva". En Uruguay publica su novela Él, en la que refleja su experiencia matrimonial con Juan de Foronda.

Después de una estancia en Cuba se trasladó, tras la muerte de su marido, a México. Allí desarrolló una ingente tarea cultural en la línea que había mantenido toda su vida: la defensa de los derechos de las mujeres, de la clase trabajadora y la modernización de la educación.


Sus hijos Pituka de Foronda, Rubén y Gustavo Rojo se convirtieron en figuras del mundo teatral y cinematográfico mexicano, manteniendo ella misma contactos con el mundo del cine que se plasmaron en 1953 en una adaptación de su novela Él, llevada a la pantalla por Luis Buñuel. Ese mismo año visitó nuestra isla invitada por el poeta Carlos Pinto Grote, entonces director del Círculo de Bellas Artes, para dar una conferencia en esa institución santacrucera.

Otro aspecto de su vida fue su actuación en defensa de los judíos durante la II Guerra Mundial. Este hecho hizo que, con carácter póstumo, la comunidad judía de México le dedicara un bosque de 2.000 árboles en Israel, honor que comparte con personalidades como Churchill, Kennedy o Einstein.

Mercedes Pinto falleció en Ciudad de México a los 93 años y sus restos reposan en la tumba familiar del Panteón Jardín de Ciudad de México. Es un ejemplo más del olvido y el abandono al que hemos sometido en nuestras islas a personalidades relevantes del mundo de la cultura y las artes. Este silencio espeso impuesto durante la dictadura franquista se empieza a romper poco a poco y es nuestra obligación recuperar la memoria de aquellos canarios que han contribuido a mejorar el mundo que habitamos. Entre ellos destaca la figura de Mercedes Pinto, cuya vida novelesca hemos querido dar a conocer para que la recordemos como ella quería: como un espíritu luchador.

6 comentarios:

  1. un mujer digna de reconocimiento
    en mexico la admiramos a ella y a su descendencia

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    1. Y, todavía, no suficientemente conocida en la tierra que la vio nacer. Gracias por tu comentario, Francisco.

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  2. yo no conoci de ella solo de sus hijos Ruben y Gustavo exelentes actores

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    1. Y no te olvides de la mayor, Pituca de Foronda, también actriz. Gracias por tu comentario.

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  3. Mercedes Pinto de Rojo. Fue objeto de una exposición hace pocos años, en el Centro Cultural de España de Montevideo. Recuerdo además que tenía un personaje radial "Sor Encarnación" por el que difundía sus ideas. "Él" fue impreso en Montevideo por la "Imprenta Nacional Colorada".

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  4. Reivindicar los derechos de las mujeres es tratar de mejorar la injusta sociedad en que nos ha tocado nacer y malvivir.
    Por ello, un sentido recuerdo y un inmenso agradecimiento para esta gran mujer cuyo trabajo la convierte en benefactora de la humanidad, de toda la Humanidad.

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