por Melchor Padilla
El paso del tiempo, el descuido o simplemente el no considerarlos valiosos han hecho que sólo podamos ver en nuestros días unos pocos ejemplares. Cada vez van quedando menos en Tenerife pero en su momento representaron una forma de publicidad que se encontraba en todos los lugares. Hechos para perdurar, han sobrevivido en muchas ocasiones a las mismas marcas que anunciaban, aunque en otros casos podrían seguir siendo útiles para el fin que fueron concebidos. Lo que los ha hecho perdurables ha sido el soporte elegido: los azulejos de cerámica que, ubicados en lugares de fácil visión, nos traen hasta nuestros días una remembranza de la que fue una de las primeras formas de publicidad en nuestra isla.
Paneles en la calle Castillo. Algunos de los pocos ejemplos que todavía quedan en la isla se encuentran en la capital. En la esquina de Castillo con Valentín Sanz se construyó en los años treinta del pasado siglo un edificio para alojar la nueva localización de la droguería, perfumería y bazar de Asensio Ayala. En la fachada que da a Valentín Sanz se encuentran todavía tres de los cuatro paneles publicitarios de azulejos que hubo en su momento. En el primero, dedicado al bazar, se anuncian, bajo las imágenes de un soldadito de plomo y un coche de juguete, tanto artículos de regalo como cristalería, porcelana y juguetes. En el segundo, dedicado a la perfumería, se habla de lociones, jabones y elixires entre otras cosas.
El más interesante es el tercero donde se publicita la famosa Emulsión Scott, aceite de hígado de bacalao, que en esos años se consideraba una especie de panacea universal pues se le atribuían virtudes para combatir enfermedades como tuberculosis, raquitismo, neumonía y difteria entre otras. En él vemos representada la figura de un pescador del norte de Europa que carga a sus espaldas un enorme bacalao.
Los tres anuncios se encuentran en un estado de conservación aceptable aunque deberían ser protegidos contra la actuación de los gamberros, que no han respetado los azulejos del número 7 de la misma calle Castillo donde estaba la tienda de calzados Casa León.
Allí, en la esquina con la calle Sol, volvemos a encontrar carteles de cerámica. En la fachada principal, a la izquierda de la puerta según entramos, vemos, bajo la imagen de una antigua cámara fotográfica, que allí se podían adquirir artículos de regalo y otros relacionados con la fotografía. A la derecha una enorme bombilla nos recuerda que también se vendían las más claras y baratas. En la esquina el anuncio de bazar y perfumería presenta marcas hechas con rotulador que deberían ser limpiadas por las autoridades municipales.
La colección de la plaza de los Patos. No obstante, donde se halla el mayor conjunto de cerámica publicitaria de Santa Cruz es en uno de sus rincones más entrañables, la plaza de los Patos, en el barrio de los Hoteles. Su fuente central es una réplica casi exacta de la Fuente de las Ranas del Parque de María Luisa de Sevilla, pero lo que llama la atención son los veinte bancos de azulejos en los que aparecen anuncios de los años veinte y treinta del siglo XX de las empresas locales o representaciones comerciales que contribuyeron a la construcción de la plaza. Fueron realizados por la empresa Mensaque Rodríguez, fábrica de gran prestigio en el sector de la cerámica sevillana de esa época, que desarrolló su actividad en el barrio de Triana de Sevilla hasta que se trasladó a Santiponce en los años setenta y donde ejerció su labor hasta su cierre definitivo en 2006. Allí podemos contemplar, en un magnífico estado de conservación, anuncios de productos locales como tabacos y salazones, mercancías de importación, automóviles, neumáticos y hasta de comercios de gran solera hasta hace unos años en Santa Cruz como Las Tres Muñecas.
El archiconocido Nitrato de Chile. Otros de los letreros de cerámica que abundaron no sólo en Tenerife sino en toda la Península Ibérica fueron los que, bajo la figura de un jinete montado a caballo en un contraluz de atardecer, anunciaban "Abonad con Nitrato de Chile", un producto nitrogenado derivado del guano que se utilizó como abono desde finales de los años veinte. Este cartel cerámico, que combina rasgos modernistas y racionalistas, fue diseñado en 1929 por un joven estudiante de arquitectura (Adolfo López-Durán Lozano) y su fabricación estaba a cargo de la empresa valenciana Azulejos Ramón Castelló, como indica un diminuto rótulo en la esquina inferior derecha del panel.
La campaña publicitaria fue de tal magnitud que convirtió este anuncio en un auténtico icono del paisaje rural y, aún hoy en día, perviven bastantes ejemplares en muchos pueblos de España y Portugal en mejor o peor grado de conservación. En Tenerife, que sepamos, han sobrevivido dos. El primero de ellos, incompleto, se halla colocado en uno de los muros del empaquetado de plátanos que se encuentra junto al puente que conduce a la carretera del Botánico desde la TF-31. Le falta la parte inferior por lo que no se aprecian las letras. El segundo, en mejor estado, está en Granadilla de Abona, en la calle Isaac de Vega, detrás de la iglesia de San Antonio de Padua. También en esta misma población hemos localizado un antiguo anuncio de Autoradios Philips cubierto de pintura, lo que hace muy difícil su vista.
Estos son algunos ejemplos de la antigua publicidad en azulejos que se encuentran todavía en la isla y que deberían ser conservados en la medida de lo posible. Es probable que haya otros y sería interesante poder contar con una catalogación de los mismos.
¿Conoces alguno más en Tenerife o en las demás islas?
Muchas gracias por compartir esto!!
ResponderEliminarMe ha encantado!
Me acuerdo perfectamente del anuncio del Bacalao. De pequeña pasaba mucho por allí de camino a la tienda de mi abuelo y me llamaba mucho la atención por el tamaño del pez. Recuerdo a mi madre metiéndome prisa para que siguiera caminando y yo me quedaba embobada mirando la escena, entre admirada y asustada.
Ahora está tan limpio que parece una réplica.
El azulejo de la cámara fotográfica, a la izquierda de Casa León, ahora está a la derecha de otro establecimiento, cerca de La Melita y medio tapado por cables que impiden fotografiarlo.
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