por Carlos García
Viendo el documental emitido recientemente en TVE sobre las Momias Guanches, me ha venido a la memoria una serie de vivencias personales disfrutadas hace más de 30 años y me he propuesto escribir un resumen recordatorio de lo que , algunos investigadores canarios hemos realizado en estas islas, de manera callada y muy humilde, con precariedad de tecnología y apoyos institucionales, que han servido para abrir la puerta y dar comienzo a un trabajo que hoy se presenta como espléndido al ver que, con la aplicación de estudios radiológicos de alta resolución y, muy especialmente con el uso de la genética, vamos descubriendo más y mejor a las personas que conformaron aquella sociedad primitiva, los genéricamente conocidos por guanches, en extensión a todas las islas, para conocerlos y compararlos con la actual, y poder concluir en la alta proporción de herencia mantenida a través de los siglos que hoy definen a los canarios.
En el documental, que tiene el mérito de servir de información y difusión del mundo aborigen y que sirve para, a modo pedagógico, dar a conocer este mundo primitivo de los guanches al gran público, cosa que veo positiva, aunque mi impresión es que fue demasiado novelado y con exposiciones algo trasnochadas de lo que la historia viene contando desde hace siglos, vemos las emotivas reacciones de los especialistas participantes, los radiólogos, los médicos, los paleopatólogos, los conservadores de museos, cuando, a través de las imágenes obtenidas por el scanner de alta resolución, iban saliendo a la luz informaciones inéditas que producían un efecto embriagador en ellos. Huesos, vísceras, materiales que dan vida a seres humanos que vivieron hace cientos o miles de años y que hoy nos sirven para informarnos de multitud de cuestiones de sus vidas y patología.
Recuerdo sentir esas mismas emociones cuando, en 1989, y bajo el Proyecto CRONOS, Bioantropología de las Momias Guanches, comenzamos el estudio con distintas universidades extranjeras de varios países que, desde el Museo Arqueológico de Tenerife y con el apoyo del Cabildo Insular, concluyó, en 1992, con el I Congreso Internacional de Estudios sobre Momias.
Tuve la suerte de formar parte del Comité Científico del mismo, liderado y presidido por el Dr. Arthur Aufderheide, Profesor de Patología de la Universidad Minnesota-Duluh Campus, en el que participaron, de manera principal, el Dr. Rafael González Antón, Director del Museo Arqueológico , el Dr. Conrado Rodríguez Martín, hoy Director del Museo Arqueológico y del Instituto de Bioantropología y el recordado Fernando Estévez González, entre otros.Todo este entusiasmo fue alentado, entonces, por quien ostentaba en aquel momento la cátedra de Historia de la Medicina en la Facultad de La Laguna, el Dr. Conrado Rodríguez Maffiote, que, a su vez, años antes, había sido mi Jefe de Servicio en la Sección de Traumatología y Ortopedia del Hospital.
Muchas semanas y meses pasé en aquellos depósitos, abriendo cajas de huesos y de restos, que fueron empapándome de conocimientos en aquel apasionante mundo de la paleopatología. Con medios muy rudimentarios, si echo la vista atrás y lo comparo con la enorme tecnología de la hoy disponemos, realicé durante un par de años mediciones, búsquedas anatómicas y macroscópicas de aquellos huesos, centrándome básicamente en los fémures, hueso largo por excelencia del cuerpo humano; lo complementé con estudios radiológicos realizados en el propio hospital donde trabajaba y algunos estudios microscópicos en materia ósea, todo de forma muy artesanal y casi autodidáctica, aplicando mis conocimientos como especialista en traumatología.
Finalmente, en 1984, presenté mi tesis doctoral " Morfopaleopatología ósea del aborigen canario: estudio en huesos fémures", obteniendo la calificación de Sobresaliente Cum Laude y que fue la primera tesis doctoral de la Universidad de La Laguna basada en este tipo de estudios. Recuerdo la dedicatoria en la misma: "A mi tierra, para que el conocimiento de su pasado contribuya al engrandecimiento de su presente".A partir de ese momento se sucedieron, en los años siguientes, tesinas y tesis doctorales que continuaron el camino abierto en el estudio paleopatológico de los guanches y poblaciones aborigenes de las islas.
Tras convencer a Massanet de mis deseos, finalmente accedió a extraer el esqueleto que llevé al hospital donde le realicé una serie de estudios radiológicos. Tras los mismos, le ofrecí al museo depositarlo allí, pero, repito, no se tuvo demasiado interés y, finalmente, con todo el respeto profundo que le profesaba Fernando Massanet a los restos humanos, de nuevo fue llevado a aquella cueva de Las Cañadas, de la que ya ni recuerdo como llegar ni donde se encontraba. Reposa en el mismo sitio donde, hacía cientos de años, había sido enterrado.
Al siguiente año, en 1989, ingresé como Miembro del Instituto de Estudios Canarios con una conferencia sobre Paleopatología Osteoarticular de los aborígenes de Canarias. Estudios de H.L.A. en el área iberoamericana. Insistía en continuar investigando en esa disciplina que tanto me atraía.
Entonces comenzó el trabajo sobre el proyecto que se denominaría Cronos y que, como antes mencioné, motivó la realización del I Congreso Internacional sobre Momias, integrando el Comité Científico que el Museo Arqueológico y Etnográfico de Tenerife, junto con el Organismo Autónomo de Museos y Centros dirigió. Años antes, en 1983, la Dra. Eva Cockburn, de la Paleopathology Association sentó las bases para este digno trabajo científico que dio sus primeros pasos con la visita del Dr. Aufderheider, en 1988, para conocer de primera mano el material óseo y momificado que se poseía en Tenerife.
Este I Congreso sobre Momias, , proyectado para realizarse en 1991, fue suspendido a causa de la Guerra del Golfo por lo que tuvo que esperar hasta 1992 en que finalmente se hizo. Se presentaron 151 trabajos científicos con participación de más de 300 investigadores de 21 paises de Sud y Norteamérica, Europa, África y Asia.
En 1993 recibimos una invitación para participar en el Symposium Internacional de Momias, celebrado y organizado por la Leopold-Franzen University de Innsbruck, en Austria, tanto Conrado Rodriguez como yo mismo, con sendas ponencias sobre Patología Osteoarticular en los aborígenes canarios y sobre Conservación y estudios en las momias guanches. Allí tuvimos la maravillosa experiencia de conocer in situ a Ötzi, el Hombre de las nieves del Tirol, la momia más antigua y conservada en Europa con más de 5000 años de antigüedad, en torno al que se desarrolló este encuentro internacional.
Colaboré durante algunos años con el Instituto Canario de Paleopatología y Bioantropología creado por Conrado Rodríguez, y recibí, en 1998, el nombramiento de Profesor Asociado del mismo por parte de la Presidenta del Organismo Autónomo de Museos y Centros del Cabildo de Tenerife, Carmen Rosa García Montenegro, que me llenó de orgullo y satisfacción. Para mi pesar, y dada las numerosas actividades laborales y personales que me entretenían demasiado en aquella etapa de mi vida, fui dejando de lado aquel nombramiento y, casi sin querer, con el paso del tiempo, me fui alejando del contacto con aquel apasionante mundo que siempre añoro en el recuerdo.
Desde entonces sigo en la distancia todo lo que acontece en el mundo científico y de investigación referentes a las poblaciones primitivas de Canarias. Y lo hago sorprendido con la tremenda evolución que han desarrollado los investigadores amparándose en tecnologías modernas y avanzadas, sintiendo una emoción contenida y una sana envidia de no haber continuado en ese camino. Pero también me siento orgulloso de haber contribuido, junto a otros compañeros investigadores, aunque fuera de forma pequeña y poco importante, condicionados en la medida que aquellos tiempos nos imponía, a poner a disposición de todos, más y mejor sobre el conocimiento de la vida, de las enfermedades y de la historia de los primitivos hombres y mujeres que habitaron este archipiélago. Siempre me he sentido satisfecho y orgulloso de esta tierra canaria y desde épocas muy tempranas de mi vida, empeñé mi tiempo en dedicarme, paralelamente a mis estudios universitarios y posteriormente a mi profesión , a trabajar seriamente en el conocimiento del apasionante mundo de nuestra historia y nuestro pasado. Hoy quería recordar todo esto ante la emoción sentida al ver el documental sobre las momias guanches.