por Carlos García
Este blog se honra al contar por primera vez con una colaboración de Carlos García. Doctor en Medicina y Cirugía, especialista en Traumatología y Ortopedia, es miembro
del Instituto de Estudios Canarios y de la Real Sociedad de
Amigos del País de Tenerife. Por su labor como investigador de la Historia y el Patrimonio cultural canario, ha obtenido distintos premios como el de Periodismo de
Investigación Histórica Antonio Rumeu de Armas, el de Periodismo Antonio Carballo
Cotanda, Coplas Canarias Alhóndiga Tacoronte, Coplas Canarias Tejina, Coplas Canarias San Benito Abad la Laguna, Premio
de Periodismo Mare Nostrum, Premio de Periodismo Leoncio Rodríguez. Es asimismo autor de distintas
publicaciones sobre temas históricos, costumbristas y tradicionales de
Canarias. Fue, por último, durante muchos años miembro de Los Sabandeños.
“Primeramente que el día de Corpus Christi
se haga la procesión muy suntuosa con los instrumentos, juegos, carretones y
danzas que se acostumbran hazer, antes acresentando que disminuiendo y
acompañen esta procesión la Justicia u Regimiento y toda la gente del pueblo, y
para mejor regir la procesión, los regidores, jurados y escrivano del concejo,
y personero, silo ubiere, lleven cada uno sus varas como de justicia, y los
vecinos de calle, por do pase la procesión, tengan barridas y rregadas sus
pertenencias, y entapizadas, y enramadas y con perfumes, y las partes do no
ubiera vecino sean obligados los mas cercanos a lo menos a lo barrer, y regar,
sopena de cada trescientos maravediz al que assi no lo hiciera; y todos los
oficios saquen sus pendones y carretones so la dicha pena, y comtribuian según
que hasta aquí lo han usado, y de los propios se gaste la cera y cosas, que
fueran necesarias, y se acostumbren a gastar, y se paguen los alguaciles que de
los oficiales cobrasen los repartimientos; y se encargue a todos que vaian a
ésta procesión toda contricción y reverencia, y que se elijan dos diputados de
la fiesta como es costumbre, que tengan cargo de lo hacer a cumplir así y que
la procesión se haga en cada pueblo.”
“Pero las
fiestas que se hicieron al nacimiento de Felipe II, en 1527, merecen relación
mas circunstanciada. Diéronse las siguientes disposiciones: “Habrá un palenque
en la Plaza de San Miguel de los Ángeles, donde se hará de sentar el
Adelantado, el Regimiento y caballero. Correrá pareja la nobleza y
para socorrer, se pondrán trece varas de raso o damasco repartidas por el orden
siguiente: el primer caballero que llegara al pario, ganará seis varas,; el
segundo ,cuatro; el tercero, tres; y todos habrán de correr en caballos y no en
yeguas, empezando desde el camino de San Lázaro hasta dicha plaza. Se
prepararán en ella una fuente de vino con botijas para que todos beban. Se
jugarán cañas. Se correrá sortijas y habrá doce varas de damasco o raso para
que caballero gane media, con tal que saque la sortija dentro de la lanza a
vista de los diputados. Se habrá de correr doce toros. Habrá una lotería y cada
suerte solo de reales. Serán convocados para estos regocijos todos los
caballeros de la isla, quienes traerán buenos caballos enjaezados y bien
atañadas sus personas. Habrá luchas, y al luchador que venciese a tres, dando a
cada uno dos idas sin rectificar ninguna, ganará dos varas de la misma seda. El día del Corpus
se duplicaran los festejos, para lo que se echará un pregón.”
De las Comedias y
Representaciones en la fiesta del Corpus: Haviendo de hacer comedias
en las fiestas del Corpus mandamos so pena de excomunión mayor, y de diez
ducados, no se representen sin que sean vistas y examinadas por Nos o nuestro
Provisor y Vicarios.
Y después de examinadas y
aprobadas las dichas comedias, por ningún caso queremos que se representen
fuera de las iglesias pero no por las mañanas, porque aquella es justo se ocupe
toda y todos en solo la asistencia de la procesión.Pero bien permitimos que
los Autos y las comedias se puedan hacer alrededor de las Iglesias, de manera
que guardando la decencia a tan grata fiesta, puedan sin ofensa regocijarla.
Por tanto se suprime la representación de las comedias
dentro de las ermitas o iglesias,” como
antiguamente lo an fecho porque en las representaciones que se acostumbran
hazer en las yglesias en los días del Corpus Christi y de Navidad y Pascua de
Resurrección suelen aver cosas yndesentes y tales que no se sufren en sancto
lugar”.
Es por eso que pasan a celebrarse fuera de las
iglesias, pero como el costo de los andamiajes era elevado y no existían fondos
suficientes, se dejaron de representar. Mas adelante, en el siglo XVIII, los espectáculos comienzan
a celebrarse fuera de los templos, bajo enramados y en unos tablados montados
para tal fin o sobre carros o carretas. Esta costumbre se extendió durante dos
siglos. Existen comedias teatrales que costeadas por el
Cabildo fueron representadas en 1697 para la fiesta del Corpus. En orden a otro tipo de festejos populares tengo que
referir las corridas de toros que normalmente figuraban en la fiesta del Corpus
lagunero, siendo numerosas las citas que de lidias o corridas taurinas se dan
en las crónicas, y era el Cabildo quien se encargaba de aderezar las barreras y
corrales para correr los mismos. En 1599 se lidian tres toros en la fiesta del Corpus,
tres el día de San Juan y tres el día de Santiago,”como es costumbre pero sin matar”, y se desarrolla en la Plaza de
Arriba.
Peculiaridades del Corpus
lagunero.- Podemos
precisar algunas características peculiares de la fiesta celebrada en la Ciudad. En 1775, Lope Antonio de la Guerra nos cuenta:”En las vísperas del Corpus, 14 de Junio,
salió vestida de nuevo una Danza que el Cabildo costea para dicha festividad,
ya que hacía algunos años que no se hacía, porque las personas que se vestían
eran gente indignas y ha costado trabajo hallar muchachos decentes para una
Danza, y que se dedica a tan alto objeto como obsequio de S. M. Sacramentado.”
También referencia éste hecho el clérigo Pérez Sánchez
y Norman: “1755 Junio. Hoy, 13 de dicho
mes y año, al solemnizar las vísperas del Corpus Christi, estrenó el Cabildo de
ésta Ciudad una danza de muchachos que se llaman Matachines, con ropaje de
damasco azul y encarnado y aunque antes había danzas, eran diversas y para
éstas, los vestidos indecentes, y los que se los ponían otros tales: variaron
de sujetos y vestidos.”
Lógicamente, todo el dispositivo que acompañaba a la
procesión, los gigantes, bichas, diabletes, etc., iban deteriorándose con el
paso de los años, y a mediados del siglo XVIII, la bicha estaba tan quebrada
que no pudo salir. Una Orden de 21 de Junio de 1781 declaró indecorosa la presencia de los
figurones en las procesiones y eximió al Cabildo de la obligación de proceder a
nuevos arreglos de aquellos trastos desvencijados. Rodríguez Moure vuelve a darnos aspectos específicos
del Corpus de La Laguna de 1817 dentro de su novela El ovillo: ”La procesión del
Corpus está constituida de la siguiente forma: van delante los gigantes, la
tarasca, la vicha, los papahuevos con la danza de los matachines. Siguen luego
los diversos gremios con sus santos patrones, alcaldes y gonfalones. El gremio
de los laneros con su patrono San Severo. El gremio de los zapateros con San
Crispín y San Crispiniano, ostentando en el estandarte los atributos del
oficio: la pata de cabra, la cuchilla y el buscete. El de los pedreros con San
Roque y el gonfalón en que aparecen la cuchara simbólica y el alegórico
martillo de cabeza. El de los sastres con San Andrés. El de los carpinteros con
San José y el gremio de los labradores con San Benito Abad. Tras los gremios
vienen las cofradías y hermandades con sus distintivos y aparecen luego las
andas de plata repujada con la custodia y el palio y los ministros celebrantes,
yendo tras estos el clero secular y regular, el tribunal eclesiástico
subalterno, el tribunal del Santo Oficio, el Cabildo con su corregidor y
regidores y el batallón de milicias con sus jefes y oficiales, correados, de
sombrero de tres picos y morrión.”
Aparece en el Archivo de La Laguna un dato curioso del
siglo XVII y que nos relata Sebastián Padrón, y es la solicitud del pintor
Gonzalo Hernández de Sosa para guardar, por todos los años de su vida, un
águila imperial que había hecho por las fiestas del Príncipe, que se usaba en
el día del Corpus, y que venía a representar al evangelista San Juan. Posiblemente sea esta fecha de 1685 la que señala la
desaparición del Águila en las fiestas
canarias del Corpus pues desde ella no ha sido vista más en los libros
de cuentas.
Estas figuras alegóricas y algo grotescas que aparecen en las procesiones son los restos que quedan de las antiguas representaciones y composiciones plásticas de origen eucarístico de los Autos Sacramentales que, separados del todo del que formaban parte, no tienen ya igual valor. Los gigantes son residuos de un antiguo entremés que representaba a David y Goliat, que al separarse del bíblico conjunto del Antiguo Testamento, ha perdido su profunda significación. La vicha que forma parte de la procesión del Corpus lagunero en el tercio del siglo XIX, es una especie de dragón equivalente a la “vibria” de la procesión barcelonista (la primigenia en 1319) y que iba en la alegoría de San Jorge. Los diabletes del siglo XVIII son restos de la representación del Infierno. Los papahuevos son personajes introducidos posteriormente. Al gigante fueron agregados los papahuevos que eran enanos de cabeza descomunal y que hoy son los actuales cabezudos. La tarasca es una serpiente monstruosa, resto de la plástica representación del Paraíso. Todas estas figuras grotescas han desaparecido de las procesiones canarias.
Estas figuras alegóricas y algo grotescas que aparecen en las procesiones son los restos que quedan de las antiguas representaciones y composiciones plásticas de origen eucarístico de los Autos Sacramentales que, separados del todo del que formaban parte, no tienen ya igual valor. Los gigantes son residuos de un antiguo entremés que representaba a David y Goliat, que al separarse del bíblico conjunto del Antiguo Testamento, ha perdido su profunda significación. La vicha que forma parte de la procesión del Corpus lagunero en el tercio del siglo XIX, es una especie de dragón equivalente a la “vibria” de la procesión barcelonista (la primigenia en 1319) y que iba en la alegoría de San Jorge. Los diabletes del siglo XVIII son restos de la representación del Infierno. Los papahuevos son personajes introducidos posteriormente. Al gigante fueron agregados los papahuevos que eran enanos de cabeza descomunal y que hoy son los actuales cabezudos. La tarasca es una serpiente monstruosa, resto de la plástica representación del Paraíso. Todas estas figuras grotescas han desaparecido de las procesiones canarias.
El año 1749 trajo un incidente entre el culto, el
Obispo y el Cabildo. Se había traído aquel año, desde su santuario, a la Virgen
de Candelaria para dedicarle un novenario a consecuencia de una pertinaz
sequía, y como éste hecho coincidió con el Corpus, conociendo el Obispo D. Juan
Francisco Guillén que si se sacaba la Virgen en procesión junto con el Cristo
Sacramentado, la mayor parte de los homenajes se los llevaría la primera,
prohibió que así se hiciera, hecho que alteró los ánimos de los fieles dada la
devoción popular que se tenía por la Candelaria. Se reunió inmediatamente el Cabildo, presidido por el
Corregidor Enríquez, acordando que una comisión fuera a hablar con el Obispo
con el fin de que consintiese en que la Virgen saliera en la procesión. El Obispo, molesto con tal decisión, no recibió a la
comisión del Cabildo, con lo que éste apeló al Vicario del Partido que tampoco
aceptó la proposición. También el Padre Prior de Candelaria, Fray Pedro de
Espinosa, consideró lastimado el culto a la Virgen y trató de regresar la
imagen a su santuario, cosa que no le fue permitida por el Beneficiado de la
parroquia de los Remedios donde se encontraba aquella. El Procurador Mayor denunció que mientras estuvo
descubierto el Santísimo en la parroquia, la imagen de la Virgen se mantuvo
tapada con escándalo y susurro de todo el concurso, apelando luego el municipio
ante la Audiencia y ante el Consejo de Castilla de las determinaciones del
Obispo.Al final intervino el Comandante General D. Juan de
Urbina, dirigiendo una carta al Corregidor para que se le hiciera una fiesta a
la Virgen en la parroquia de la Concepción antes de retornarla a su convento de
Candelaria.
Las alfombras de flores.- En la ciudad de La Laguna se acostumbran
realizar tapices o alfombras de flores por las que transita la procesión del
Corpus y que los habitantes y vecinos confeccionan con gran mimo y rivalidad, y
a pesar de que su origen no puede contar con la primicia de la idea, sí que es
una de las que más ampliamente han pervivido junto con las de la Orotava. Esta grandiosidad de la que disfrutaba el Corpus, que
hasta ahora he venido refiriendo, fue decayendo por distintos motivos a
mediados del siglo XIX, y por un afán de darle mayor realce y dotarlas de novedades,
una dama orotavense, Doña Leonor del Castillo Bethencourt, viuda de Monteverde,
tuvo la feliz idea de confeccionar, en 1847, una “alfombra de flores” frente a
su casa en la calle del Colegio de Jesuitas, pues a través de sus hermanos, se
había enterado de que en una localidad napolitana, llamada Torre del Greco, se
confeccionaban alfombras con flores por donde pasaba la procesión del Corpus, aunque existen otras versiones diferentes del
origen de las alfombras del Corpus que ahora no hacen al caso.
La primera alfombra realizada corrió a cargo de su hija Mª Teresa Monteverde Bethencourt, que, con motivos vegetales barrocos trazó sobre el empedrado, decorados de pétalos de geranios y otras flores, ocupando en extensión, tres varas por dos y media de ancho. Daba comienzo así una de las manifestaciones que más fama ha alcanzado dentro y fuera de Canarias y una tradición artística que se ha extendido por otras localidades, entre ellas La Laguna, con las “alfombras corridas”, cada vez de mayor belleza y complicación artesanal, y que ha culminado con la impresionante alfombra del Ayuntamiento de la Orotava que se confecciona con tierras obtenidas de las Cañadas del Teide.
Poco esplendor ofrece actualmente la fiesta del Corpus
en La Laguna y son pocas las cosas que restan de la grandeza de antaño. Su
decadencia es manifiesta y las generaciones actuales no conocen el tipismo que
las mismas ofrecían tiempo atrás. Hay que intentar mantener la tradición que queda en la
confección de alfombras, de arcos, de flores y en las últimas fechas, a pesar
del cambio festivo del día específico en el calendario, parece existir una leve
reactivación en ese sentido, especialmente por el alto interés mostrado en su
recuperación por los colegios, escuelas
e institutos docentes con participación activa de escolares y jóvenes
estudiantes. Deseamos que así se mantenga por el bien de nuestro patrimonio
cultural y folklórico.
NOTA: El autor quiere expresar su agradecimiento a Gerardo Guerra por la cesión de las fotos de su colección particular para ilustrar este artículo.
NOTA: El autor quiere expresar su agradecimiento a Gerardo Guerra por la cesión de las fotos de su colección particular para ilustrar este artículo.