por Carlos García
En 1933 un empresario catalán,
Antonio Joan Oliveras, realizó un proyecto, que tramitó ante el ayuntamiento de
La Orotava ,
para construir un hotel y un casino en las mismas faldas del Teide en el lugar
conocido como Llano de Maja.
Comienza el Anteproyecto relatando que,
tras recorrer la isla de Tenerife en plan turístico y comercial, se tuvo
la dicha de contemplar el panorama inmensamente grande, deliciosamente
impresionante, visión dantesca, que se disfruta en el "Llano de
Maja", a 2.300
metros de altura, inmensa llanura rodeada de montañas
alegres con el decorado único e incomparable del Teide como cortina de fondo.
Se estudió con técnicos asesores
las posibilidades que este terreno, excelso entre todos cuantos rodean al
Teide, pudiera reunir para la construcción en él de un
Hotel-Casino-Restaurante.
Con una temperatura media de 23º
en verano y de 6º en invierno, por tanto temperatura agradable en verano y
agradabilísima en invierno, se puede decir que el estado general del tiempo es
bueno constantemente.
Dada la lejanía del lugar, para la Construcción se ha procurado reducir el
acarreamiento de materiales, para lo que la estructura general de hierro y el
relleno de la misma, tanto en paredes como en techos, se ha previsto a base de
elementos fabricados "in situ" con piedra pómez, tan abundante en
aquellos parajes. Este sistema se ha perfeccionado
en Alemania aunque en España no se ha desarrollado por carecer de la materia
prima que son los yacimientos de pómez, reuniendo la ventaja de su gran riqueza
y en consecuencia economía en la estructura y su aislamiento, tanto sonoro como
técnico, circunstancia muy a tener en cuenta dado los cambios de temperatura
inherentes a la altitud.
Se cuenta para el Abastecimiento de agua, con los nacientes de la fuente en montaña Guajara y otros distantes unos diez kilómetros en línea recta del lugar escogido, como en montaña de
El Coste total de la obra se ha calculado en 1.300.000 pesetas para el
edificio del Hotel, sin mobiliarios; se añaden 200.000 pesetas para el pabellón
anexo y demás obras de replanación y otras 250.000 pesetas para la instalación
de agua, lo que da un presupuesto total aproximado de 1.750.000 pesetas.
Habría que mejorar la actual
pista desde la carretera al Llano de Maja para facilitar el acarreo de
materiales.
Al terminar la primera planta del
edificio se podría realizar una Explotación
inicial como restaurante, lo que generaría unos ingresos iniciales, si
tenemos en cuenta las miles de personas que han visitado el "Llano de
Maja" en los dos últimos inviernos para admirar aquellas cumbres nevadas.
Se cree que el arriendo o alquiler de esta parte inicial del negocio, sería
seguro y remunerador durante los meses de noviembre a marzo.
El proyecto consta de un solo
cuerpo de edificio destinado a Hotel con todos sus servicios anexos y otro
pequeño pabellón independiente para albergar las viviendas del personal de
servicio.
El primero tiene cuatro plantas
útiles y otra de semisótano para las dependencias e instalaciones. Esta planta
se construye aprovechando el declive del terreno y sobre ella se extiende la
planta principal donde se ubican el hall, comedores, salones, etc.
Las dos plantas siguientes se
destinan exclusivamente a dormitorios con un total de setenta departamentos, la
mitad de los cuales constan con baño individual y los restantes con baños
comunes. La última planta comprende solamente los salones y servicios anexos a
juego.
Teniendo en cuenta el clima, se
proyectan terrazas circundantes a los frentes principales del edificio en todas
la plantas, que, tamizando el excesivo sol,
hacen agradable la estancia al aire libre.
Las Posibilidades comerciales presentes, sin contar con otras futuras,
dice el Proyecto, y basándose exclusivamente en estadísticas turísticas que se
conocen de Tenerife, se sabe que en el invierno de 1932-1933 tuvieron estancia
en la isla 8.734 turistas, estando de paso otros 54.724, los que induce a
pensar que si han visitado La
Orotava , Aguamansa y el resto Norte de la isla, bien
visitarían Llano de Maja si pudieran encontrar vías de comunicación y la
comodidad y confort que requieren. Los excursionistas que visitaron en ese
período de tiempo el Llano de Maja fueron, en cálculo aproximado, unos 20.000
visitantes.
Finaliza este concienzudo estudio para construir esta edificación, aportando una serie de informaciones publicadas en los medios diarios del momento en los que el responsable del mismo nos recuerda que en "
Todo lo cual condiciona al
empresario Antonio Joan Olivera a solicitar al ayuntamiento la concesión de los
terrenos necesarios para construir, en el Llano de Maja, uno o varios edificios
con el fin de destinarlos a Restaurante, Hotel y Casino, habiendo acordado la Corporación Municipal ,
en sesión de 3 de julio de 1933, acceder a lo pretendido con las condiciones
que la misma ha fijado, siempre que merezca, como es de esperar , la aprobación
del Gobierno. La causa general de este movimiento es la carretera al Teide, que
está bastante adelantada y que urge terminar el año próximo, en lo que el
Cabildo ha de poner, sin duda, especial empeño. Como complemento de ella y de
sus inmediatos beneficios, serán el funicular para la rápida ascensión a la
cima del volcán, la construcción de los dos refugios proyectados en Las Cañadas
y la reparación y vigilancia del que hoy existe en Altavista, indispensables
para el descanso de los viajeros.
Por consiguiente, precisa que
todos nos interesemos en la pronta realización de dichas obras y mejoras ya que
tan poderosamente han de contribuir al futuro bienestar y engrandecimiento de
Tenerife; finaliza el resumen de los artículos publicados.
El ayuntamiento villero llegó entonces a la conclusión de que el Llano de Maja "era un erial, sin vegetación forestal e inapropiado para cultivos permanentes", pero ceder el solar para un complejo hotelero "sería beneficioso por crear puestos de trabajo y facilitar el desarrollo del turismo".
Se acordó arrendarlo por 100 pesetas anuales durante 42 años. Un
año después, en 1934, el ayuntamiento acordó que "las laderas y el cerro
que dan frente al Llano de Maja también se pudieran fabricar". En junio de
1934, el Cabildo interviene y solicita parte de la finca para construir allí un
albergue-refugio con una subvención del Patronato Nacional de Turismo y el
empresario catalán le cede parte del terreno. Ninguno de los dos proyectos se
hizo.
En una entrevista al periódico
HOY, de 28 de febrero de 1934, Antonio Joan agradece a los señores don Nemesio
López Sola, el guía y compañero en
aquellas montañas; al arquitecto don José Blasco, técnico de comprensión
finísima; a don Andrés Zurita, entusiasta propugnador del turismo en Tenerife,
y otras muchas personas como a Maximino Acea, don Rafael Calzadilla, don
Fernando Franquet y al Excmo. Ayuntamiento de la Villa de la Orotava , en todos los
cuales encontró el apoyo y entusiasmo más decidido.
El catalán no solo imaginó todo
lo referido sino que lo aumentó con canchas de tenis, campo de golf, piscinas y
jardines, en una política turística bien encauzada acoplada a la hospitalidad y
llaneza de nuestro pueblo en un turismo estable de varios días, convirtiendo el
lugar en una estación invernal al estilo de Font Romeu, Rayat, Sulsitz y tantas
otras.
El Teide y su contorno geográfico
ha sido históricamente apetecido para la creación de distintas obras
disparatadas que, afortunadamente, nunca llegaron a realizarse. Desde la
búsqueda de oro y minerales preciosos, a
partir del mismo siglo XV llegando hasta
el XX, a la creación de un aeropuerto en Las Cañadas, a una estación de
dirigibles alemanes o del proyecto de un ferrocarril, en 1912, que en tres horas trasladaba a los usuarios
desde Santa Cruz capital a Las Cañadas del Teide.